Tres razones para aprender francés hoy
El aprendizaje de una lengua extranjera ha pasado de ser un capricho a una necesidad hoy en día, tanto por la globalización como por el efecto que presenta este fenómeno en los mercados. El peso del inglés resulta indiscutible en el ámbito económico y empresarial, quien actúa como lingua franca, es decir, como lengua vehicular gracias a la cual es posible la comunicación entre dos personas cuyas lenguas maternas son distintas. Sin embargo, sería igualmente inútil negar la evidencia: no todos los países son anglófonos y, si bien el hecho de dominar el idioma anglosajón es un mérito incuestionable, la probabilidad de encontrar una formación o un puesto de trabajo adecuados aumenta exponencialmente si se domina el idioma de los países que no lo son.
A continuación se exponen tres razones por las que admirar el idioma que tantos escritores ha visto nacer (¿o acaso no te suenan los nombres de Balzac, Baudelaire, Albert Camus, Jules Verne…? Y como no queremos que este artículo ocupe más de diez páginas, lo dejamos aquí): hablamos, efectivamente, del francés.
- ¿Para qué aprender francés si no lo habla nadie menos nuestros «queridos» vecinos?
Falso, falso y falso. Además del gigante demográfico que es Francia (el único país europeo que garantiza su crecimiento junto con Reino Unido en Europa y que llegará a ser el más poblado según www.census.gov), están Suiza y Bélgica (y también Mónaco y Luxemburgo, apto para grandes fortunas o defraudadores). Suiza es el segundo país del mundo con mayor calidad de vida según The Economist. Pero lo bueno no acaba ahí. En Canadá (con su provincia de Quebec), Haití, Marruecos, Argelia, Senegal y muchos más se habla francés como primera o segunda lengua, resultado de una colonización masiva. Según Ethnologue, es la 13ª lengua más hablada del mundo. Por si fuera poco, hay que tener en cuenta el futuro crecimiento demográfico de África, que tendrá un lugar destacado en los hilos del mundo que está por llegar.
- El francés es muy difícil. Todo el mundo sabe que el inglés es más fácil.
Si se habla del relativismo de Chomsky y de la hipótesis de Sapir-Whorf seguramente dejarás de leer este artículo, ¿verdad? En ese caso vamos a explicarlo para que se entienda: la dificultad que tiene un hablante para aprender una lengua extranjera depende de su lengua materna. Es decir, el sueco puede parecer un idioma complicadísimo, pero no así para un noruego, ya que pertenece a su misma familia lingüística. De igual modo, si leemos un texto en portugués probablemente entendamos muchas palabras sin haberlo estudiado nunca. Y si ahora le damos ese texto a un chino será a él a quien le suene a chino con toda probabilidad. Volviendo a lo que nos interesa, el francés es una lengua romance (perteneciente al grupo galo-ibérico), por lo que las semejanzas entre español y francés son más que evidentes. Entender el francés escrito es fácil, y con empeño y dedicación más todavía. No olvidemos que el francés es el idioma del amor (se excluye la celebérrima Voulez-vous coucher avec moi, ce soir?). Pronunciarlo correctamente quizá sea más complicado por el número de vocales que presenta, pero el refinado oído francés no tendrá problemas en entender a sus vecinos sureños aunque la pronunciación no sea perfecta. Por si fuera poco, muchas personas eligieron (y siguen eligiendo) francés como lengua extranjera en la ESO y en Bachillerato, segundo idioma con mayor oferta tras el inglés en la educación pública.
- Yo nunca voy a ir a Francia a trabajar. Mejor aprovecho el tiempo en otra cosa.
Como ya se ha dicho, no es solo Francia. ¿Acaso no emigraron, ni están inmigrando, miles de españoles en busca de mejores oportunidades a Suiza o a Bélgica también? Aunque no sea por otra cosa que por proximidad geográfica, el francés ofrece incalculables posibilidades. No se nos puede olvidar que estamos rodeados al norte por Francia y al sur por Marruecos. ¿Pensáis que los tratos comerciales en Marruecos se hacen en árabe, idioma bello donde los haya a la par que complicado para un hispanoparlante, o en francés? Sé que sabes la respuesta. Más allá de eso, mirar al norte para formarse o trabajar no es mala idea: los másteres son gratis en los países de los que hemos hablado (únicamente hay que pagar los gastos de inscripción) y la enseñanza de español como lengua extranjera es una opción que debe considerarse, ya que allí el español sí que goza de buena salud. En lo que se refiere a la búsqueda de empleo, las condiciones son bastantes más favorables que aquí: el desempleo en Suiza es del 3,5% y la existencia de ayudas es más que evidente en el estado galo (36 horas de empleo semanales y mayores derechos sociales y laborales). Por último, y para los más golosos, el SMIC o salario mínimo interprofesional francés es de 1445€ mensuales, mientras que el salario medio en el país helvético (Suiza para los que no atendieron durante las clases de geografía) es de unos 5.000€, todo ello sumado a la flexibilidad y movilidad que ofrecen la UE y el espacio de Schengen, del que este último país forma parte.
Ya hemos dado razones de sobra para aprender el idioma de Napoleón. Hemos obviado la elegancia y la belleza de la lengua por miedo a sonar cursis, pero ahí está, sin lugar a dudas. También está el placer indescriptible de aprender por aprender, o para quien quiera entender mejor a su pareja francófona o sencillamente ir unos días de vacaciones a París. Por todo ello y mucho más, el francés pasa de ser un mero sistema de signos a una puerta abierta con mil y una posibilidades esperando tras ella.
À bientôt
Brian Moreno